Publicación na revista "el jueves" da primeira semana de xullo/2012, co n.º 1817
Los funcionarios son esos señores y
señoras que un buen día aprobaron una oposición en busca de un empleo estable.
Su sueldo era seguro, pero escasito. Es más, cuando estalló ese tsunami de
falsa prosperidad y este país se llenó de nuevos ricos, su sueldo, en
comparación, era claramente una puta mierda. No obstante, la gran ventaja que
tenían (esto lo valoran ahora) era que nadie se metía con ellos: en todo caso,
si alguien les señalaba, era para compadecerse de su pobreza.
-Mira ese pringao: veinte años en la
Administración , y gana al mes la cuarta parte de lo que yo saco en mi empresa
sólo en horas extras.
Pero un día la crisis estalló y España,
que estaba a punto de adelantar a Francia, según ZP, luego de haber pasado a
Italia, empezó a irse al carajo. Resulta que la economía de este país se había
basado casi única y exclusivamente en una burbuja inmobiliaria que nadie quiso
pinchar a tiempo, y, cuando explotó, lanzó de golpe contra las oficinas del
INEM a tres millones de parados. La recaudación fiscal cayó en picado y, como
al mismo tiempo aquí se había despilfarrado en obras absurdas lo que no está
escrito, corrupciones aparte, la deuda y el déficit se dispararon, se empezó a
hablar de quiebra y el gentío volvió la cabeza hacia los culpables de tanta ruina:
los jodidos funcionarios, que cada mes se llevan a casa su sueldo calentito, un
sueldo que ahora, en comparación con tanto "nimileurista" como hay,
es muy apetecible.
"¡Es que la partida destinada al
pago de las nóminas de los empleados públicos no deja de crecer!",
protesta el gentío. Y lleva razón: tanto en la Administración Central , como en
la Autonómica y la Local , cada día hay más gente colocada a dedo y más
asesores. Los funcionarios de carrera, o sea, por oposición, no crecen porque
sus bajas ya no se cubren, pero cada vez hay más enchufados.
Los gobernantes lo tienen muy fácil a
la hora de estrangular a los funcionarios: el gentío ha sentenciado que hay que
ir a por ellos. El gentío no distingue entre el burócrata que no da un palo al
agua en su negociado (¿para qué estará la inspección, oyes?) y el médico que no
da abasto en urgencias, y los dos son funcionarios. Por eso los empleados
públicos lo van a pasar francamente mal en lo que queda de crisis. ¡Les van a
recortar hasta la calderilla!
-A ver, usted que tenía diez trienios,
a veinte euros el trienio, va a pasar a tener cinco, a diez euros la unidad.
-¿Lo qué?
-Es que Bruselas nos ha dicho que a
partir de ahora cada trienio tenga seis años. ¡Todo sea por rebajar el déficit,
hombre, no ponga esa cara!
Si por el gentío fuera, incluso habría
que fusilar a muchos funcionarios al amanecer, así nos ahorraríamos hasta sus
futuras pensiones. Pero tampoco hay que pasarse. A no ser que el déficit se
resista, claro.
Editorial publicado en "El
Jueves" del 21 de Marzo de
2012.